Escuela para padres

 Salud al Día.....

¡Van a operar a mi hijo!

El hecho de necesitar una operación para alguien tan allegado como un hijo representa un momento difícil que debemos superar. Para ello, debemos estar seguros de que el procedimiento y las características del mismo es el correcto y que le solucionará totalmente o en gran parte el problema que lo aqueja.

La situación de angustia a la que nos enfrentamos, como padres, no se compara con ninguna otra y concurren varios factores para ella, entre otros, el temor a la cirugía, el temor a la anestesia, el desconocimiento de cómo van a ser los pasos en esta nueva experiencia.

En esta nota trataré de explicar lo que pasa, cómo pasa y a resolver la mayoría de los interrogantes que se van a presentar antes, durante y después de una operación.

Ya conocemos al cirujano, que con seguridad es infantil y quien nos ha propuesto, explicado y programado el método quirúrgico para resolver el problema que nos hizo acudir a la consulta con él.

Asimismo, nos introducirá sobre conceptos generales de la técnica anestésica a emplear.

Es ahí donde se inicia la participación del anestesiólogo.

La demanda actual en tratar clínica y quirúrgicamente a niños cada vez más pequeños, ha obligado a sofisticar los conocimientos y la capacitación en el área pediátrica, y no pueden quedar fuera la cirugía y la anestesiología.

Antiguamente las operaciones en los niños las hacían los cirujanos de adultos y la anestesia la administraban los anestesiólogos generales. Sin embargo, el tener más conocimientos acerca de las diferencias tan grandes que existen entre el niño y el adulto han obligado a los médicos a prepararse más en estos campos.

La participación de un anestesiólogo pediatra en la operación de su hijo es obligada, ya que la experiencia, capacitación y profesionalismo en el desempeño de su trabajo no se compara.

La atención que le dé a su niño está acompañado, además, de la experiencia y los conocimientos de una dosis de cariño, práctica adquirida en los años de preparación.

¿En qué es diferente un niño de un adulto?

Un niño no es un adulto chiquito. Los medicamentos que se usan en muchas ocasiones nunca se emplearían con un adulto. Además, las dosis deben ser calculadas con exactitud exagerada, debido a que se toma en cuenta la superficie corporal y no el peso como en los adultos, la cantidad y el tipo de suero que se le pone debe tener una regla muy estricta para administrarlo. El instrumental que se va a emplear es distinto al de los adultos, entre otras cosas, por la suavidad de los materiales con que se diseñan para evitar lesión a los tejidos de los bebés que, con mucho, son más delicados que los del adultos.

La razón por la que el niño debe dejar de tomar alimento antes de la operación se explica porque durante la anestesia el niño está sin tono muscular y esto podría favorecer que el alimento que está en el estómago pase a los pulmones y provocar alguna complicación. En cada caso se dará indicación de cuánto tiempo y qué tipo de alimento puede tomar.

Los tiempos de duración de la operación son aproximados y al terminar la misma el cirujano explicará los resultados obtenidos, así como el comportamiento que va a tener su hijo post-operatorio inmediato, los medicamentos que se le van a suministrar, los cuidados posteriores a tener en cuenta, el tiempo probable que estará internado y cuando podrá comenzar con sus actividades habituales.

Dr. Norberto P. Coda
Médico Pediatra
Director del Instituto Pediátrico Castelar


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